Editorial

En un mundo donde los autos se manejan solos: ¿Qué pasará con las compañías de seguros de auto?

La existencia de los autos que se manejan solos ya es una realidad en nuestros días demostrando una vez más que la ciencia ficción actúa, muchas veces, de manera premonitoria anticipando lo que va a pasar, pues, los más grandes podrán recordar el carro del “Vengador del Futuro” o del famoso agente Jame Bond o al mítico Batimóvil que apoyaba a Batman en su lucha contra el crimen organizado.

Ahora, metiéndonos en la actualidad, notamos que el desarrollo de los coches autónomos está produciendo transformaciones en diferentes industrias como lo es lógicamente la automotriz y la tecnológica abocada a la inteligencia artificial, por lo que, vemos como compañías como Google, exploran alianzas con automotrices de la talla de BMW y Mercedes para fabricar coches inteligentes teniendo estas últimas que virar su negocio hacia el tecnológico si es que pretenden mantener el liderazgo en el mediano y largo plazo.

Si bien, por ahora, los carros autónomos se encuentran en periodo de prueba, algunos prototipos ya pueden verse circulando por Silicon Valley, California, estado que modificó sus normativas para habilitar las pruebas dentro de su territorio las cuales son fiscalizadas por el Departamento de Vehículos Motorizados de California, entidad que emite un informe anual acerca de la cantidad de veces que el humano debe interrumpir el accionar automático de los autos que se manejan solos siendo el que menos desconexiones presenta el Waymo de Google, seguido por el GM Crease quedando, para sorpresa de muchos, el autónomo de Apple en última posición con el mayor número de desconexiones dentro de un universo de 48 compañías analizadas.

Como puede ver, los autónomos estarán entre nosotros y según predicciones, se encontrarán en pleno funcionamiento en unos 5 años en Europa, Estados Unidos y China y en unos 10 o 15 años en México y demás países de Latino América. Esto sin dudas causará una cambio radical en el modo en el que nos transportamos y si bien lamentablemente durante el año pasado en las pruebas de Uber una mujer resultó muerta en Arizona mientras que por el lado del Tesla su autónomo dejó sin vida a dos personas en dos accidentes diferentes también en USA, se intuye, que estos tipos de vehículos serán habilitados una vez hayan reducido el número de accidentes a niveles mínimos, siendo este uno de los factores que más impactará en las finanzas de las compañías de seguros de auto.

La predicción de una reducción de la cantidad de accidentes en un mundo en el que los autos se conducen solos se basa en el hecho de que la mayoría de los incidentes automovilísticos se deben a errores humanos tal como muestran los números  expresados en un artículo de Bloomberg México en el que se asegura que el 91% de los accidentes de carros en el país son causados por factores humanos como son las distracciones, imprudencia, cansancio y el alcohol, quedando el 9% para los factores externos como son el clima, catástrofes naturales, problemas mecánicos, etc.

Entonces, los autónomos serán más seguros que un auto conducido por una persona y lo serán cada vez más, ya que, gracias a la inteligencia artificial tendrán la capacidad de aprender de las experiencias propias y de los demás autos. De esta forma, la disminución del número de accidentes ataca al principal negocio de los seguros de auto, ya que, los ingresos de las aseguradoras a partir del valor de sus primas, se basa en las posibilidades de que un automovilista pueda involucrarse en un accidente. Tratándose del principal aspecto por el cual una empresa de seguros de carro genera ganancias, es lógico preguntarse si una cobertura será realmente necesaria en caso de que no haya un conductor frente al volante.

A su vez, los países deberán adaptarse para incorporar a la vida diría a los autónomos desarrollando carreteras más seguras que sumadas a una mayor seguridad en los carros, pueden poner en jaque a las compañías de seguros de auto, ya que, esto podría provocar una reducción significativa en el valor de la prima de riesgo.

Sin embargo, en un principio los productos de cobertura serán más costosos que los tradicionales debido a que las empresas de seguros utilizan estadísticas para evaluar los riesgos y, al ser, la conducción autónoma novedosa, los datos disponibles para prevenir los riesgos serán escasos, situación que se modificaría con el paso de los años en los que una mayor participación de esta clase de vehículos generaría mayores datos y como se supone, menor cantidad siniestros.

Por otro lado, el mercado de los seguros para autos también se vería afectado por una reducción en el número de primas, ya que, un carro autónomo puede dejar a una persona en un lugar e ir a buscar a otra promoviendo, así, un uso compartido de los vehículos lo que decantaría en menos unidades en circulación y, por lo tanto, una disminución de cantidad de clientes a captar por las aseguradoras.

Este es un tema que ya preocupa a las empresas de seguros de primer nivel como lo es Accenture que en el 2018 publicó un informe en el que predice que para el 2035 el número de primas podrá caer hasta un 13% en Estados Unidos debido a que el porcentaje de carros autónomos representaría para ese año un 10% del total del parque automotor en dicho país. Claro, que lo que es negativo para las aseguradoras puede ser positivo para los usuarios, pues, con menos coches habrá menos congestionamiento y, a su vez, el uso compartido reducirá las necesidades de contar con sitios para aparcar.

A su vez, podría suceder un cambio drástico en el tipo de cobertura que más se contrate para los autos, ya que, se presume que la tendencia mundial a que sea obligatorio contar con un seguro de responsabilidad civil se va a mantener, por lo que, es posible que los consumidores opten por simplemente adecuarse a la ley dejando de lado los seguros contra daños tanto parciales como totales que son los tipos de servicios que mayores ganancias generan a las compañías.

Otra cuestión es qué sucedería con las coberturas por robos sobre todo en los países en el que este tipo de delito sucede con mayor frecuencia, en este punto se sabe que las unidades contarán con sistemas de reconocimiento por huellas digitales o facial y que tendrán incorporada la tecnología necesaria para el rastreo y bloqueo del funcionamiento del automotor.

Ahora bien, una de las preguntas que en estos momentos se hacen los CEOs de las aseguradoras es en que basar el cálculo de los riesgos en autos que no tienen conductor y que no provocan accidentes (desde Nissan afirman que lo que se busca con esta evolución es que el índice de accidentes sea 0) y por ende menos reclamaciones. La respuesta puede ser un cambio de enfoque hacia el análisis de la responsabilidad de los fabricantes y de las compañías desarrolladoras del software que permite la conducción autónoma de los vehículos y no hacia los consumidores quienes, en principio, no tendrían ninguna responsabilidad ante los siniestros.

En resumen, en un mundo de coches autónomos, las aseguradoras deberán modificar sus estructuras y cambiar su tradicional enfoque hacia los accidentes para evaluar las nuevas clases de riesgos que traerá esta novedad hecho, que según expresan desde Accenture México, están preparadas para hacer pero que, sin embargo, advierten que las pérdidas de los ingresos por primas serían mayores que las ganancias generadas a partir de los nuevos productos de seguro.

En definitiva, esta compañía nos está diciendo que o las aseguradoras asumen una menor ganancia o encuentran la veta comercial en este nuevo mundo o simplemente el negocio puede tender a desaparecer.

 

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