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Adiós al Silicio…

Desde que John Bardeen y Walter Brattain descubrieron el transistor de silicio, allá por el año de 1947, los transistores se siguen fabricando prácticamente de la misma manera. La única diferencia es que cada vez son más pequeños, pero a medida que se reduce su tamaño se vuelven extremadamente frágiles y sensibles al calor.

El carburo de silicio es un material tan duro que se utiliza en la fabricación de brocas y papel de lija. Se sabe desde la década de los 50s que en su estado cristalizado más puro también es un excelente material semiconductor, y se han hecho pruebas a 650 grados centígrados que demuestran que ni a esas temperaturas pierde sus propiedades físicas. Desgraciadamente, hasta ahora, nadie había podido producir cristales de carburo lo suficientemente grandes como para ser aprovechados en la fabricación de Circuitos Integrados.

Pero hoy todo ha cambiado. Investigadores japoneses de Toyota Central R&D Laboratories Inc. y la Corporación DENSO han desarrollado un método eficaz para producir este tipo de cristales en cantidades industriales. Esto permitirá construir chips de cualidades casi indestructibles que hasta hoy eran prácticamente impensables, capaces de tolerar temperaturas extremas, corrosión y radiaciones como para poder funcionar en el interior de motores de combustión, turbinas de avión y hasta reactores nucleares. Y por supuesto, microprocesadores capaces de operar en cualquier condición climática sin necesidad de gruesos encapsulamientos para aumentar su rigidez, ni de disipadores o ventiladores.

Se trata de un salto tecnológico más que cambiará los dispositivos electrónicos para siempre, ya sean relojes de pulsera, PDAs, computadoras o sistemas de control.

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